A lo largo de 30 años, he podido ver en directo a Aurora Vargas seguramente más de 15 o 20 veces. ¡Nunca le vi el brío de la noche del 30 de agosto en Flamenco On Fire 2024! Esta cantaora gitana de la Macarena de Sevilla ofreció un recital que quedará para los anales de la historia. Una gitanería y una garra que nos dejó a todos atónitos, nos mirábamos unos a otros incrédulos de lo que estaba pasando en el escenario. Esa noche, a la hora de las brujas – y de los duendes -, la sevillana subía a las tablas del Tablao On Fire, en el Hotel 3 Reyes, sede del festival y donde todos los artistas, prensa, etc. están alojados. Por lo que el ambiente que se genera es bastante afín a que puedan pasar ‘cosas’ como la de la otra noche.

Comenzó con unas alegrías que no se podían aguantar. Pero es que todo lo que salía de esa garganta era pura flamenquería y gitanería. Es el tipo de recitales que crean afición, que convencen y hacen que realmente veamos que la ortodoxia es muy compleja, ya que Aurora nos demostró que eso no se aprende nada más que a base de vivencias, genio y figura.

Por diferentes estilos se gustaba, se sentía orgullosa de su poderío, y así lo demostró. El público era una mezcla de entendidos, prensa, artistas y, sobre todo, la gran afición que Flamenco On Fire está creando en Pamplona. Algo histórico, y una alegría que pudieran presenciar un recital de cante gitano como ofreció Aurora Vargas. ¡Qué soleá, qué tangos… y bulerías! Se la notaba que estaba teniendo una noche muy especial. Todo lo bailaba y se jaleaba. Rompiendo el compás con sus palmas señeras repletas de la autoridad de la que manda en las tablas. Fue el gran recital de cante flamenco en los días que he podido disfrutar de esta festividad del flamenco, que además es ‘evangelizadora’, ya que se ve la afición que está creando este magnífico proyecto llamado Flamenco On Fire. La de la Macarena remató la faena con un bis por fandangos.

El Festival programa unas seis o siete citas cada día, con actividades pedagógicas, como las conferencias, actividades de calle que mueven a toda una ciudad, y a la tarde los recitales más señeros, y que también gratuitos, como los del Espacio Sabicas. Una muestra tan variada como acertada, para todos los gustos. Desde la heterodoxia de Raimundo Amador, que ofreció un recital junto a La Kaíta y Caracafé, en una Zentral abarrotada. Pero luego llegaba Israel Fernández junto a El Relojero y Diego del Morao, en el Baluarte.

Isidoro Cascajo