
Suma Joven de Madrid 2025, el flamenco sigue vivo
La IV Gala de la Suma Flamenca Joven terminó anoche con un lleno total y un éxito rotundo. Enhorabuena a su director, Antonio Benamargo, por dar oportunidad a los jóvenes en un escenario tan importante como es la Sala Verde de los Teatros del Canal. Juan Anguita nos trajo una guitarra fresca abriendo con una malagueña y abandolao continuando con una zambra de Rafael Rodríguez Cabeza; y terminando por bulerías, acompañado a las palmas por Miguel Fernández y Emilio Castañeta que estuvieron sublimes. Todos los palos los afrontó con mucha solvencia, Juan abraza su guitarra para fundirse en una sola cosa y darlo todo. Sonaba con una elegancia especial. Entró en el escenario para dar lo que llevaba dentro y terminó con las dos orejas y rabo como se diría en el argot taurino. Pero la tarde noche continuó y lo hizo con el cante de Celia Romero, de Herrera del Duque (Badajoz). Una joven que, con una voz desgarrada y sin micrófono, empezó con un repaso a la zambra de Manolo Caracol. Estuvo acompañada por la guitarra extraordinaria del Niño Seve y las palmas y compás de Félix Romero y Luis Vadillo. Soleá de Triana fue el siguiente palo que abordó, para terminar con unos tangos extremeños. Su voz está entre el tintineo del martillo en un yunque, pasando por una voz rozada o llegando a momentos tan cumbres que uno diría que no llegaría a terminar el cante. Pero puede con todo y lo hace de forma muy expresiva y sin mentir. En ella todo es verdad. Y terminó la noche como se esperaba, por todo lo alto, con el bailaor de Tarragona Joel Vargas, acompañado por el cante de Aroa Cala y Loreto de Diego, la guitarra de Javier Conde y la percusión de Juan M. de las Heras. Yoel salió al escenario con elegancia y meciendo su paso al compás del toque de percusión, mucho silencio, los sones negros de una siguiriya inundan el escenario, Yoel se derrumba como el dolor que derrumba a cualquier ser humano sensible, lo llora, lo siente, le duele y lo trasmite. Continúa con unas malagueñas que lo completa en el mismo baile con abandolaos, fandangos de Huelva y un fandango natural para salirse del escenario con un público al que puso en pie. Nada pasaba desapercibido en el baile de Joel, ni en el cante de las cantaoras ni en el toque de los músicos, todos, repito, todos estuvieron tan compenetrados que no se escapaba ni una nota. Una gran noche para un gran cierre y con ganas de que llegue la próxima, en donde los jóvenes tienen una oportunidad sobre un gran escenario para decirle al público que el flamenco está vivo. Juan José Gil Sánchez para Flama Gráficos Pablo Lorente