Rafael Riqueni puso en pie al público del Teatro de la Maestranza
La primera vez que fui al Teatro de la Maestranza fue para ver la presentación de uno de los discos más hermosos y sugerentes de la guitarra flamenca: ‘Tauromagia’, de Manolo Sanlúcar. Y ya antes de empezar me saltaron al lágrimas al ver salir a todos esos grandes artistas del flamenco, de riguroso negro y paseando por el escenario hasta ocupar su asiento, con tanta parsimonia como decisión. Aquella poderosa imagen se quedó grabada en mi memoria para siempre, al igual que la de Rafael Riqueni saliendo el sábado pasado al escenario de ese teatro con su guitarra en la mano, y esa actitud humilde que le caracteriza. Una humildad que no tarda en disiparse en cuanto comienza a tocar su bajañí. Entonces se convierte en un ser de luz que tiene el don de la música dentro. Riqueni venía esa noche a presentar al público sevillano, que abarrotaba el aforo, ‘Nerja’, un disco que como su nombre indica se inspira en el descubrimiento de las cuevas de Nerja, en 1959. Se trata de una suite que coquetea con la música clásica y que el maestro trianero ha concebido como un cuento musical que suena flamenco, aunque se sirve de un instrumento de cuerda que es más propio de la música clásica: el violonchelo, que en manos de Gretchen Talbot nos brinda un exquisito diálogo con la sonanta, impregnado de lirismo. Pero antes de eso, en la primera parte del concierto Riqueni nos regaló algunos de sus temas más brillantes de otros discos, como la taranta ‘Minerico’, con la que comenzó el concierto, o la ‘Farruca Bachiana’, que convocó al escenario a una María Moreno en estado de gracia con un baile poderoso y sutil a un tiempo. Y el cante también adquirió protagonismo en esa primera parte del concierto, y para ello el maestro convocó a uno de los cantaores jóvenes con mayor proyección nacional: Israel Fernández, que salió al escenario tarde y un poco atropellado, pero no tardó en templarse por soleá y dar lo mejor de sí en la granaína de Vallejo. Tras un descanso, Riqueni salió de nuevo al escenario decidido a adentrarse de lleno en el disco que había venido a presentar y nos brindó algunos de sus temas más impactantes como ‘El Loco’, ‘Carrerilla’, ‘Dolmabara’, o ‘Con La Luz de tus ojos’, que trajo de nuevo al escenario a María Moreno, esta vez acompañando al maestro con las castañuelas, que tocó con la misma sutileza y elegancia con la que bailó. Las guitarras de Manuel de la Luz y Salvador Gutiérrez y la percusión de Antonio Moreno completaron el elenco en esta segunda parte del concierto, colmando de ritmo saltarín y alegre el espacio, inoculando una auténtica fantasía musical en el respetable, cuyo riguroso silencio era solo interrumpido por alguna que otra frase de aliento y admiración, que Riqueni recibía con una amplia sonrisa. Claro que eso más bien lo intuimos porque la iluminación mantenía su figura en un claro oscuro que no nos dejaba ver sus facciones con nitidez. Por fortuna no ocurrió lo mismo con el sonido de Manu Meñaca, absolutamente impecable, que nos permitió disfrutar al máximo del concierto, con el que Riqueni acabó poniendo a todo el público en pie. Lola Pantoja para Flama

