Suma Flamenca Joven 2025 arranca con todas las entradas vendidas
En la Sala Verde de los Teatros del Canal se celebró ayer la I Gala de Suma Flamenca Joven 2025, ciclo que se prolongará hasta el próximo día 28 de septiembre. Como comentaba el director de la cita en su presentación, Antonio Benarmargo: «Madrid es increíble»; ya que están todas las entradas vendidas para los cuatro días.
El vallisoletano José Luis Kaele abrió la noche con su piano; acompañado por el contrabajo de Javier Colina, con una pieza de aires cubanos que continuó con unos toques entre Jazz y Flamenco. Emocionante sin duda alguna. Es cierto que mis oídos no están educados para identificar muchas veces aquello que tocó, pero lo que es cierto que me puso los pelos de punta, y eso es porque transmite, suficiente para ver que estamos ante un músico de categoría.
La segunda parte de esta I Gala correspondió al cante de Reyes Carrasco, acompañada por la guitarra de Rubén Lara y las palmas de Edu Gómez y Perico La Chana. Abrió por alegrías con mucha soltura y desparpajo, aunque tengo que reconocer que en la introducción que hizo no le entendí nada, luego todo fue muy fluido. Continuó por siguiriyas, profunda, con poderío y recogiendo los bajos para romper en los tonos altos. Sabe lo que hace y lo tiene muy bien asimilado, le falta como a todos, la jondura que debe sostener este cante, pero eso lo dará la madurez, ahora es muy joven y tiene que explorar y explorarse. Terminó, de manera sublime, por tangos; recordando a la Niña de Los Peines, pasando por Badajoz y Triana, y en algunos momentos me recordó a la cantante Gracia Montes, con aquella voz peculiar que tocaba todo lo que se le ponía por delante. Anoche Reyes Carrasco trajo ciertos momentos con cierto parecido que dio ‘gracia’ a este cante tan picaresco como son los tangos.
Con el baile granaíno de Irene Morales se cerró esta I Gala. Bailó por romances y corridos solemnemente, solo con la voz de Antonio Campos. En este corrido abordó temas muy conocidos como el corrido de las monjas de El Negro de los Puertos y después alguno otro con letra propia pero que tuvo momentos que me recordó a ciertas formas extremeñas de cante. Muy sobria, con luz tenue continuó estos corridos para adentrarse en las peteneras, ese palo, supuestamente embrujado, que Antonio e Irene bordaron no solo en el cante y en el baile, sino también en la puesta en escena desapareciendo ambos en la oscuridad perdida del escenario. Bailó con mantón y bata de cola por cantiñas, no solo gaditanas sino también cordobesas, solo le faltó la madurez, es joven, bailó bien, pero en las alegrías le faltó brillo, que esta noche no surgió. Remató en un baile por tangos tras los aires de levante, tangos de Málaga al estilo del Piyayo, ¡qué bonito! Porque la verdad no es un cante que se use mucho, estamos acostumbrados a escuchar los de Triana, Granada o Badajoz, ella apostó por Málaga con mucho acierto y muy bien bailado. Entre medias, una composición solista bailando muy elegante ella sola con su sombrero cordobés y la guitarra de José Fermín Fernández, que hay que decir que estuvo sublime. Este momento recordaba esas escenas típicas de los años 60 o 70 que salían en las películas o algún que otro reportaje flamenco. A esta chica hay que seguirla.
Juan José Gil Sánchez para Flama
Gráficos Pablo Lorente









