‘Retrópica’: Un desafío excéntrico y transcultural en Madrid en Danza
Para enfrentarse a Retrópica, presentada el pasado día 7 en Madrid en Danza, hay que tener algún antecedente del estilo coreográfico de MariPaula… o quizá mejor no.
Quizá es más satisfactorio ir descubriendo poco a poco lo que trata de expresar la artista carioca a través de su escenografía casi teatral, su irreverencia casi permanente y sus movimientos casi perfectamente desincronizados con el concepto coloquial de “danza”.
Casi hasta resulta sedicioso el semidesnudo presente en la obra de principio a fin, o la espera de unas patatas que se van friendo en medio del escenario. Casi… y todo se queda en un casi, porque hacia el final, llega un punto preciso en el que todo cobra sentido y al rebobinar en la memoria, se encuentran los puntos que convierten esos “casis” en claves para entender esta reivindicativa puesta, que forma parte del 36º Festival Madrid en Danza.
Desde el primer minuto, la magia del espectáculo envuelve mediante un delicioso relato y una imagen poderosa de la artista despojándose poco a poco de sus ropajes y adornos. Liberándose; resurgiendo de un mundo impuesto y colonizado, hacia su propia esencia y su conexión de raíz. Ya se sabe entonces que se trata de una feroz apuesta por reivindicar lo que en esencia significa “ser” mujer, más allá de todo camuflaje. No solo ser mujer, sino, sobre todo, ser una mujer de territorios conquistados, que impone su grito de respuesta mediante la danza.
Y es que la obra entera es un desafío a los lazos heredados de España y llega hasta su mismo centro para responder, replantear y cuestionar este puente que por momentos se hace frágil, pero aun así, es travesado con soltura por unos tacones flamencos marcando un latido más de selva que de bulería; por una tortilla de patatas acompañada no de vino, sino de caxaca; por el humo de cigarrillos fumados con desparpajo, por bruscos y precisos movimientos… por una seductora seguridad del personaje, y todo bajo una impecable iluminación, que cada pocos segundos regala imágenes maravillosas.
Más que otro espectáculo de danza contemporánea, Retrópica es quizá una especie de ritual que conecta con los espíritus de la danza, una obra cargada de simbolismos y con mucha teatralidad. Entre eructos y sonrisas, la artista se va apoderando casi mágicamente y sin prisas, de un público incapaz de apartar mirada por un segundo. Casi rendido… casi.
Ya lo advertía la descripción de la obra: Mientras el neocolonialismo, el fanatismo, la intolerancia, la inmoralidad y el miedo nos invaden, Retrópica es una mujer. Es tupi, es gitana, es la danza pélvica de «vox clamantis en desierto», es tabú sin tótem, es hambre, es cachonda, es la miel pura que aún brota de las venas del Ecuador.
La obra de la brasileña Mariana de Paula Ferreria, MariPaula, recibió Premio Nacional Funarte de Danza en Brasil y se presentó en salas y festivales de América Latina, África y Europa. La investigación actualiza el concepto de antropofagia cultural: ‘comer, digerir y apropiarse de un hecho cultural’, aplicándola al campo del cuerpo en movimiento de forma híbrida y ritualizada.
Desde su estreno, en el año 2017, el fondo del espectáculo ya advertía una lucha de poderes con desventaja para los indígenas brasileños y las dificultades que ahora mismo está pasando gran parte de la población de aquel país. Muy emocionada, al final del todo, la artista no pudo evitar recordar a su gente, que está sufriendo por el gobierno de su país y dedicó el espectáculo a los miles de muertos por Covid de Brasil.
El Teatro Pradillo de Madrid, con lleno absoluto, estalló entonces en aplausos y desde alguna butaca se escuchó fuerte y claro: “Fora Bolsonaro”.
Paula Y. Valdez para Flama