Poveda se inspira en los ‘soníos negros’ para abrir las ‘Noches Únicas’ de la Bienal de Sevilla
El pasado viernes, 14 años después, el cantaor Miguel Poveda vuelve a la Bienal de Sevilla para abrir el ciclo ‘Noches Únicas’ en el Teatro Maestranza con un homenaje a Federico García Lorca, y a los ‘soníos negros’ que le inspiraron. En esta ocasión enfoca su espectáculo a unas voces un tanto más oscuras (en 2010, homenajeó a Pepe Marchena), bajo el título Federico y el cante, por lo que se aproxima a otros ecos, como los de Manuel Torre o La Niña de los Peines, Pastora Pavón. Inspirado en el Concurso de Cante Jondo de Granada de 1922, organizado por Falla y Lorca, al que hace expresa referencia, por lo que eran insalvables otras referencias a artistas como La Argentinita, El Tenazas o Antonio Chacón.
El espectáculo de Poveda pareció un recorrido cronológico por esa época tan importante en la evolución del cante flamenco eminentemente. Comenzó con la cabal de Silverio Franconetti, enlazando con una siguiriya biopic de este gran creador del cante flamenco, y que poseyó su propio tablao desde finales del siglo XIX en el casco histórico de Sevilla (calle Rosario). De esa época, Poveda se traslada directamente al gran Concurso de Falla y Lorca, por lo que hay referencia obligatoria al ‘gran ganador’ de esa noche del Corpus granaíno de 1922, Diego Bermúdez El Tenazas, interpretando precisamente La Caña, el estilo que interpretó el cantaor murciano. Siguió por los jerezanos Chacón y Torre, acercándose a la Sevilla de La Niña de los Peines, con estos tientos tangos tan preciosos, seguidos por petenera y bulerías. Desde luego, una época irrepetible en cuanto a la creación y ejecución del cante flamenco.
Aparece en escena un cuadro típico jerezano capitaneado por la Tía Yoya y el toque de Diego del Morao, con el cuadro de la Peña Tío José de Paula. Claro referente al ‘arte popular’ tan inspirador para la organización del Concurso de Granada. Continuaron los ‘soníos negros’, esta vez en voz del hermano de La Niña de los Peines, el gran Tomás Pavón. Seguidos por referencias al malagueño Juan Breva y las verdiales, otro recuerdo a los sonidos populares de Andalucía.
Después de la interpretación del poema ‘Sevilla’, reservó para el final la sorpresa de la Agrupación Musical Virgen de los Reyes, lo cual fue una despedida que hizo las delicias del público asistente, cantándole el poema de La Saeta, como cierre, al Cristo Moreno.
Reportaje gráfico: Laura León