Ovación para José Mijita y Pepe del Morao por el espectáculo dentro del ciclo Cartagena Jonda
El pasado sábado 22 de octubre, en la Peña Flamenca Antonio Piñana de Cartagena, asistimos a una auténtica exhibición de pureza y casta flamenca de José Mijita, que acompañado a la guitarra por el santiaguero Pepe del Morao, nos recordaron que la mejor escuela siempre estuvo y estará en la familia. Esa noche, en el primer recital de la programación dedicado al cante y el toque flamenco de Jerez, desde la Plazuela y el barrio de Santiago, los Mijita y los Morao, sentaron cátedra en Cartagena.
Abrió la velada el escritor murciano Pepe Martinez con una conferencia «De Jerez y sus cantes» en la que quiso, y así lo hizo, mostrarnos el caudal puro y hondo del que emana el flamenco: Jerez. Nos habló del profundo eco y de la memoria de un cante trasmitido de generación en generación y que aún hoy fluye, con la misma fuerza, en la garganta de José. A las diez de la noche, con un público ya entregadísimo y dispuesto a dejarse llevar hacia el pasado remoto de la Plazuela en la memoria y el eco de Mijita, comenzó el recital.
Subió al escenario José, y aún de pie, serio, rompió el silencio con una toná que nos avisaba de que esa noche se iba a cantar por derecho. ¡Qué metal de voz!
Con el primer rasgueo de guitarra el escenario volvió a llenarse. Sonó el toque por tarantas y toda la dinastía de los Morao, en las manos de un joven Pepe, nieto de Manuel Morao y sobrino de Moraito Chico, salió al encuentro del cantaor, que nos dejó unos tarantos potentes y ásperos de sabor jerezano y de matices y melismas de tierra adentro.
Luego Mijita nos trajo el auténtico aire de Jerez. Cantó por soleá, acordándose bien de los suyos… Tío Chalao, Berenjeno, los Rubichi, los Agujetas… «acuérdate cuando entonces, papá te daba a ti la advertencia; pórtate ahora como un hombre, y llévalo tú con paciencia». Templó después por siguiriya, echando el corazón por la boca, desgarrador, donde hubo momentos de auténtica inspiración que nos dejaron sin respirar y emocionados. Diría que lo mejor del recital.
Después de un minuto de aplausos, la guitarra de Pepe anunció fandangos con la maestría de un digno heredero de la casa Morao y José se echó pa’lante dejando el micrófono. Le siguieron tangos, de auténtico compás gitano, y cerró la noche como no podía ser de otra manera: pataita de arte por burlerías.
Ovación del respetable, en una noche que se alargó hasta las seis de la mañana… entre cantes y vinos, junto a un prometedor público joven que sin duda se mostró agradecido con José Mijita y Pepe del Morao, que nos regalaron una de esas noches de las que dentro de veinte años, en esta peña cartagenera, recordaremos diciendo «yo estuve ahí”.
Texto: Ángel Ronda. Directiva de la Peña Flamenca Antonio Piñana de Cartagena
Fotografía de Alberto García Rodríguez.