La mirada trasversal de Pablo Giménez en la unión de cantaores flamencos y cuerdas clásicas
La nueva propuesta del compositor y guitarrista Pablo Giménez tomó forma en la noche de verano del pasado 26 de agosto, dando comienzo a la feria anual de Guadix, dentro del patio central del Palacio de Villalegre, situado en el centro histórico de la ciudad granadina. Nos encontramos a pocos metros de la catedral y del actual Conservatorio de Música Carlos Ros, el cual recientemente incluyó en sus enseñanzas la guitarra flamenca. El día de festejos fue llegando a su fin y, como último eslabón, llegó el Pablo Giménez Ensemble Español integrado por dos cantaores, guitarra, violín, violonchelo y baile flamenco.
Un comienzo sin guitarra pone de relieve la propuesta de Giménez. Aroa Palomo y Tomás García encararon unas bulerías acompañada por violín y violonchelo. En el resto del espectáculo se unió la guitarra en búsqueda del equilibrio sonoro con las cuerdas clásicas. Las técnicas extendidas, el contrapunto de las voces graves del violonchelo de Álvaro Peregrina y las contramelodías del violín de Luis Barbero, se integraron por tangos, serranas, verdiales y romance con las voces flamencas.
Melodías a dos voces con texturas flamencas dejaron ver el paso de la música clásica al arte jondo, acompañando por unas cuerdas expresivas e integradas en el rasgueo de la guitarra. Se podría decir que se percibió un tratamiento de ida y vuelta, pero sin salir del viejo continente en este siglo XXI. A la luz de los focos, iluminaron con su presencia el escenario Miguel Ángel Rodríguez y Lucía Aguilar por guajiras como comienzo y un bis con la Danza de fuego junto a Juan Miguel Giménez.