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Joaquín de Sola, esencia gaditana en la Peña Juanito Villar

5 abril, 2025

El cantaor gitano Joaquín de Sola (Cádiz, 1987) ofreció un recital memorable anoche en la Peña Flamenca Juanito Villar de Cádiz. Hacía tiempo que no veía a este artista nacido en Cádiz, aunque jovencito se fue a la vecina San Fernando. Y fue una gran alegría volver a escuchar el temple y calidad de su eco tan reconocible.

Joaquín hace suyos los cantes, los siente y los hace sentir. Unos altos y unos bajos impresionantes y desgarradores, viajando luego hacia unos tonos melódicos y con toda la garra de esa voz portentosa y singular. Además, hay que añadir que tiene una gran dicción, entendiéndose todas las letras a la perfección.

Aunque está muy arraigado en la tradición, tiene un aire único y muy personal. Un eco impresionante que nos hizo disfrutar de un recital breve pero muy intenso, cumpliendo a rajatabla el refrán: lo bueno, si breve, dos veces bueno. Porque nos dejó con la miel en los labios.

La ‘gaditanería’ y gitanería de Joaquín se percibe desde que aparece en el escenario, esa sonrisa tan simpática y graciosa, se transforma señorial cuando entona la voz. Comenzó por soleá, y se escucharon ecos de diferentes cantaores, intercalando algunas letras haciendo referencia a La Caleta e, incluso, de la misma Peña Juanito Villar.

Destacar el toque de Joaquín Linera, Niño de la Leo, que ‘comprende’ y acompaña al cante con tanta emoción y sentimiento. Dos artistas únicos que nos hicieron disfrutar de un gran recital.

Las formas de Joaquín sobre las tablas son tan genuinas como su cante. Y eso en el escenario habla por sí mismo. ¡Arte y figura! Y todo eso se transmite a un público que pudimos disfrutar de una noche única; con gran parte de la familia del cantaor presente, incluidos los padres.

¿Qué podemos decir de esas alegrías? Más salero y ange no se puede tener, con trabalenguas que tenían significado propio, y todo a compás. Un artista que ganó el Concurso de Cante por Alegrías de Cádiz en 2012. Destacar también la gran labor de los palmeros que nos acompañaron en este paseíto gaditano con tanta solera, en el que Joaquín se acordó de su infancia por las calles que transitaban sus paisanos Manolo Vargas, Chano o Pericón.

Por tangos se puso todavía más gitano. Con aires de su tierra, acordándose de versos de Camarón, por Málaga, y rematando un sinfín de versos por la bahía atemperando el compás; impecable, también por parte del acompañamiento. Juegos de palabras y trabalenguas con tanta naturalidad que le daban un plus de genialidad a la ejecución de los cantes. ¡Y todo entrando por Cádiz!

Para no salirse del compás, se pegó unas bulerías acordándose de nuevo de Manolo Vargas y Chano Lobato, para demostrar que se puede dar un recital sin salir de Cadi Cadi… para deleite de los aficionados que nos acercamos a ver a este joven maestro en una noche de tormenta y tronío, tanto fuera como dentro de la peña.

Isidoro Cascajo

 

 

 

 

 

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