Estévez y Paños clausuran el Festival de Jerez con un espectáculo rompedor

La Confluencia, de Rafael Estévez y Valeriano Paños, se estrenó en la noche de ayer – en Andalucía – en los Museos de la Atalaya, siendo el broche de oro de un Festival Flamenco de Jerez muy puro y auténtico, y al ser el primero de la temporada flamenca, se han notado las vibraciones más fuertes que nunca: artistas que llevaban mucho tiempo sin enfrentarse al público o gargantas que no han conocido una ‘parada biológica’ tan prolongada en su vida, y que se han notado tanto en los recitales, como acompañamiento al baile. Y mucha creatividad… pero lo curioso, es que esa ansiedad por transmitir todas las experiencias que han Confluido con la Covid-19 parecen que han animado a muchos y muchas artistas a dar un paso atrás en la carrera hacia la heterodoxia. Da la sensación como de un viaje, que siempre queda esa incertidumbre de la inseguridad… y parece que se echa mano de lo seguro, de la tradición, de la tierra.
Y aunque en la clausura del Festival de Jerez 2021 podríamos interpretar un espectáculo heterodoxo, con 5 bailarines, salvo Estévez, bailaor, que interpretan todo tipo de danzas: aurresku, danza, verdial… y la ‘temida’ zarabanda. Pero todo entreverao, con una vestimenta de riguroso negro, con muchos saltos y cierta danza española, pero podíamos también quedarnos estupefactos viendo el arte y el salero de Estévez por tangos, a lo Titi de Triana, con todo el arte del mundo.
Un juego muy preciso entre el silencio y el humor, Estévez es flamenco haga lo que haga; y sus dimensiones lo hacen más flamenco aún, en un tiempo de bailaores y bailaoras muy estilizados, Estévez aporta en esta gratificante Confluencia esa frescura del arte antiguo y despreocupado. Un arte que simplemente disfrutaba de la fiesta de la vida, al margen de unos conceptos actuales y complejos que serían totalmente incomprendidos en aquellos tiempos en que fueron creados.
Por un lado, sobriedad, seriedad y silencio; y al otro, siempre mandando (incluso con palmas y gesticulaciones) el flamenco alfa, Rafael Estévez. Pero igual que se podía ver al Titi de Triana, se podía también respirar en el éter, que está en todos sitios, a Pina Bausch, una danza también muy intuitiva e irrespetuosa, inherentes al flamenco de la época (y de ahora) por cierto.
Alegrías, siguiriyas, romances (destacar aquí el cante de El Falo)… se notaba, y bastante, el trabajo que tenía una obra ‘sencilla’ (sin decorados… todo negro y una silla para Rafael El Falo) pero que te ‘obligaba’ a desprenderte de tus prejuicios a base de arte, silencio y sentido del humor. Porque creo que había bastante guasa… que era lo rompedor.
Isidoro Cascajo de la Barrera-Caro
Fotos: J. Fergo
Ficha artística:
Baile: Rafael Estévez, Valeriano Paños, Jesús Perona, Alberto Sellés y Jorge Morera
Cante: Rafael Jiménez Falo
Guitarra: Claudio Villanueva
Percusión: Iván Mellén