El placer del reconocimiento
Una noche de insomnio en la que la cabeza no para de dibujar imágenes y pensamientos obsesivos. Es el punto de partida de Nocturna, arquitectura del insomnio, la última propuesta de Rafaela Carrasco, estrenada el pasado martes 26 en el Teatro de la Maestranza, dentro del marco de la Bienal de Flamenco de Sevilla.
Aunque por lo general el insomnio nos reconcome dando rienda suelta a todos nuestros miedos y obsesiones, también puede suscitar la creatividad o incluso dar lugar a alguna que otra epifanía. Es lo que se propone contar Rafaela Carrasco con este espectáculo, una magnífica producción que logra su propósito de transmitir todas las luces y sombras que una noche toledana puede llegar a desatar.
En ese sentido cabe destacar que, aun tratándose de un tema complejo, Rafaela consigue darle un tratamiento sencillo y claro, provocando en el espectador el placer del reconocimiento que nace de los mecanismos de identificación y proyección. Para ello la bailaora y coreógrafa sevillana cuenta con la acertada dramaturgia de Álvaro Tato, autor también de las letras, la dirección musical de Pablo Martín Jones, Jesús Torres y Pablo Suárez -quien junto a Marta Esta asume también la música de piano grabada- la voz en off de Aitana Sánchez Gijón, el elegante y llamativo vestuario de Belén de la Quintana, la exquisita iluminación y escenografía de Gloria Montesinos y un cuerpo de baile compuesto por ochos bailarinas a las que les queda muy poco para ser figuras.
Con todos esos mimbres Rafaela se atreve a rendir homenaje a la música de Bach con su baile flamenco y nos brinda un espectáculo de corte preciosista y ritmo ascendente que combina con acierto, y sin solución de continuidad, toda una gama de números corales, pases a dos y solos, entre los que destacan los que ella protagoniza junto a la cantaora, Gema Caballero, que se luce cantando por soleá y milonga a palo seco, con una voz desgarrada de agudos imposibles.
Lola Pantoja para Flama
Reportaje Gráfico: Claudia Ruiz Caro