Noticias

El Pele, un ‘Rey Gitano Cristiano’ en el Alcázar de Sevilla

21 septiembre, 2024

El Pele fue el protagonista de ‘Maestros’, programado anoche en el Patio de la Montería del Real Alcázar de Sevilla, junto a Antonio Canales y José Antonio Rodríguez. La Bienal de Flamenco de Sevilla programó tres pequeños ‘show cases’ de tres grandes figuras del arte flamenco, y en sus tres disciplinas.

La idea me parece bastante buena y atractiva, en la tendencia a evitar recitales demasiado prolongados (un solo artista durante hora y media) para un público digital (la sociedad de la celeridad), en lo que todo debe tener cierto ritmo. Lo único que eché de menos en esta ‘buena idea’ fue un mantenedor, o presentador, que hubiera dado un giro y frescura a esos silencios algo incómodos entre artista y artista. Un poco al estilo de un festival, ya que, como indico, incluso se mostraron las tres disciplinas: cante, toque y baile.

El cordobés fue el faro Maestro de la noche. Todo de blanco, como suele ser propio en él, y con su gorra-boina del revés, arrancó con dulzura por malagueñas (entre otras, una de La Peñaranda). A pesar de ser un cante de fuelle, lo hizo con esa sabiduría que dan las tablas; y remate por abandolao y verdial. En este espacio, siempre es obligatorio hacer mención al Patrimonio ‘Material’; ese Alcázar impasible al paso del tiempo, como las nubes que lo cubrían, que parecía que no avanzaban, como el cante de El Pele por soleá. Pero no paraban de avanzar, en su peregrinaje gitano. Me pareció escuchar una letra de Manuel Molina… la referida a Carmelilla (DEP)… precioso. Un Pele que se gustaba y que gustó, fue la sensación de la noche.

El Pele seguía retorciéndose por siguiriyas. El duende andaba por los jardines del conjunto palaciego, aunque le daba igual que estuviera amurallado, ya que fluctuaba por el Patio de la Montería a su antojo, con una luna, también antojadiza, que iba y venía ‘obnubelada’. Sonaban los ecos del Rey Gitano y Cristiano en el Patio de la Montería. Ya que don Manuel siempre hace referencia y reverencia a undebé. «Que Dios os guarde», como dijo en varias ocasiones al público.

A veces me da la sensación que la ortodoxia flamenca, si es demasiado auténtica, debe mostrar la amargura, la desgracia… algo que parece demasiado trascendental para una sociedad que huye, precisamente, de la pena. De ahí, la virtud del flamenco de ser la única música viva que nos queda en Europa. Muestra la desgracia, pero también la alegría y la fiesta. Se despidió por alegrías y cantiñas, donde me pareció escuchar el eco de El Chaqueta.

David de Arahal abría el ‘show case’ de don Antonio Canales de una manera magistral… y es este entorno se podría calificar como mágica. Excepcional. Para posteriormente comenzar los jaleos por bulerías. Antonio el de Triana creo que cada vez hace más honor a su barrio de antaño, algo desvergonzado en el baile. Es un estilo totalmente alejado de las modas y las tendencias. Sin coreografías interminables y, a veces, demasiado ‘filosóficas’ que solemos ver en los grandes festivales. Antonio transmite la libertad de lo que ya se ha digerido… baile totalmente despreocupado y visceral, sin andamios ni amarrajes. A veces, se agradece. Él mismo es el argumento, y se mueve como él solo se mueve. No hay dos. En la escuela contemporánea flamenca todo suena y se ve dentro de un mismo lenguaje. Antonio habla latín, y al revés. Arropado por dos cantaores tan jóvenes como insignes, El Galli y Manuel de la Tomasa. Aunque hay que destacar el cante improvisado de un Pele ya vestido de ‘paisano’, desde el Patio…

La noche la inició el toque virtuoso del también cordobés José Antonio Rodríguez con una nana, para continuar por soleá, rondeña y guajira. Se despidió por bulerías. Guitarra de concierto que abrió la noche, ya fresca, de un mes de septiembre Bienal.

Isidoro Cascajo
Archivo Fotográfico de La Bienal de Flamenco / ©Laura León

 

 

 

 

 

 

 

 

Banner-flama-ficha-artistaBanner AIE flamencos en ruta 2024
Comentarios (0)

Publicar comentario

Name
Email