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Con Manolo Sanlúcar se nos va la ética flamenca

29 agosto, 2022

Muy pocos artistas han entendido el arte flamenco como Manolo Sanlúcar. Un arte en toda su dignidad. Porque el flamenco es una música del alma, y precisamente esa condición es la que le ha permitido conquistar todo el planeta. La música del alma significa la música de la intimidad, del recogimiento y de la dignidad. Tocar un instrumento lo puede hacer mucha gente, relativamente, cuestión de técnica; pero ser músico en toda la amplitud de la palabra, es otra cosa, y Manuel Muñoz Alcón (Sanlúcar de Barrameda, 1943 – Jerez de la Frontera, 2022) lo era desde lo más profundo. Y nos dejó el pasado sábado…

Manolo Sanlúcar fue una pieza clave en la regeneración de la guitarra flamenca de la segunda mitad del siglo XX. Además, desde que Pepe Pinto contara con él siendo un niño, ya ahí el sevillano seguramente sabía lo que hacía, y era renovar el toque flamenco de acompañamiento con un niño que ya por aquel entonces gozaba de gran reconocimiento.

Pues ese niño fue uno de los sucesores de la escuela del sevillano Niño Ricardo, o Montoya, Sabicas… y a su vez, Manolo ha dejado una escuela emocional del flamenco. No solo ha dejado paso a otros genios… como son Rafael Riqueni y Vicente Amigo, sus dos discípulos más populares… sin olvidar el paso de Manolo por los cursos y talleres durante el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, donde realmente ha sido el alma máter durante décadas.

El flamenco siempre fue un arte repleto de personalismos… al margen del arte sobre las tablas, los artistas tenían personalidades muy reveladoras… y con una gran fortaleza y dignidad. Y Manolo Sanlúcar ha sido un ejemplo no solo para el mundo del flamenco, Manolo Sanlúcar ha sido y siempre será un alma Patrimonio de la Humanidad. Se nos va otro referente. Desde aquí, nuestras más sinceras condolencias a la señora y familia.

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