Chaillot Experience, París se rinde al flamenco a los pies de la Torre Eiffel
De camino a la quinta edición de la Biennale d’art flamenco de París, en la línea de metro que va de Montparnasse a Trocadéro, entran de un salto dos gitanos del este de Europa con su tradicional acordeón y compás a – no tan tradicional – golpe de música latina. Parece que los artistas se deben adaptar al público en muchas ocasiones. Un metro que, por cierto, puede albergar varias nacionalidades por metro cuadrado. Ante este escenario, ¿qué se mantiene igual en la sociedad a lo largo de los años?
Estaba acompañado por el ex director artístico del Festival de Nîmes, y actual asesor del Festival de Mont de Marsan, Patrick Bellito. Es parisino, aunque lleva toda la vida en Nîmes, y me comentaba que «su París» ya ha desaparecido; y me resultó curioso porque es lo que pensé al ver los espectáculos de Rocío Molina y Andrés Marín en el Teatro Nacional de Chaillot. El escenario flamenco tradicional de la familia encima de un escenario – a lo Juana la del Revuelo – se ha diluido en cuestión de una década. Ya no es solo el flamenco tradicional, sino todo lo que supone. Toda una cultura y una forma de ver la vida y el arte. Otra amiga de París, Murielle Timsit, editora de flamenco-culture.com, experta en flamenco, me lo comentaba, y acordamos que es que la sociedad ha cambiado; al igual que el flamenco sigue vivo y adaptándose al nuevo modelo de sociedad… y de familia, que tan importante ha sido en la historia del flamenco. Pero que ahora le ‘da la espalda’ en esta ‘profesionalización’ del arte, que deja de ser tan puro de necesidad. Aunque la autenticidad sigue ahí, solo hay que ver los espectáculos de Rocío Molina y Andrés Marín (a los únicos que pudimos asistir por cuestiones de viaje).
La malagueña ha traído a la Bienal de París, junto al virtuoso Yerai Cortés, la Vuelta al Uno, la última entrega de esta genial Trilogía sobre la guitarra (aquí enlace a nuestra crítica durante el Festival de Jerez). Que más que una investigación sobre la guitarra, veo una pieza-juego de Rocío y Yerai, una explosión de temperamento, pero en la búsqueda de un cuerpo desnudo ante las 6 cuerdas 6. Una búsqueda del propio límite para salir de la zona de confort y bailar en esa necesidad (ahora buscada), que es donde a veces salen esos duendes tan escurridizos. Aunque hay mucha vanguardia, hay mucho empaque también, flamenco creativo en un nuevo escenario socio cultural. Parece una vanguardia sosegada, desde el conocimiento… «vuelta al uno» (no sé si por el camino perdió su centro, como la soleá de La Serneta). Es una verdadera comunión entre el toque y el baile con mucha sintonía y armonía. Meditación jonda ante la incertidumbre, oscuridad que busca la luz, muerte que busca la vida para que resurja la creatividad. Aunque hay que pensar que el viaje no es gratuito, a veces tenemos que pagar un peaje, y se complica la vuelta.
Y precisamente enlazo la idea con el espectáculo de Andrés Marín, quien llenó en el estreno de Recto y Solo. Me dio bastante que pensar su obra, principalmente a través de una frase: «Enterré mi pensamiento; por no descubrir pena, perdí mi sentimiento». Una especie de alegoría a esa escuela de vanguardia que parece que se encuentra en el viaje de ida… aunque Andrés no pierde su estilo, ni su sentimiento (o eso parece). Una obra muy intimista, con Vicente Escudero como telón de fondo, en la que parece ser una reconfirmación de su escuela, porque Andrés ha creado escuela en la vanguardia flamenca. Estilo único en el que su sabiduría y conocimiento profundo – tanto del baile como del cante – le dan esas alas para su creatividad. Escudero fue, evidentemente, un visionario y ejemplo a seguir en la vanguardia flamenca de los -ismos, como el mismo castellano, quien vivió en París, y jugó con el surrealismo, dadaísmo… algo muy complejo de llevar a un escenario.
Chaillot Experience
Pero realmente, la asistencia a la Bienal de Flamenco de París en el Teatro Nacional de Chaillot ha sido toda una experiencia… algo para sentirse orgullosos, que el teatro más importante de Francia programe no solo un festival flamenco durante dos semanas, sino todo un fin de semana con actividades para el público, que fueron todo un éxito de asistencia y disfrute. ¡Y con la Torre Eiffel de fondo! Además, con mucho talento y saber hacer. Antes del espectáculo de Andrés Marín, la flamencóloga y profesora de la Universidad de La Sorbonne, Corinne Savy, dio unas pautas sobre la vanguardia en el flamenco, y sobre Andrés Marín; y de dónde viene, haciendo referencia a Vicente Escudero (Valladolid, 1888 – Barcelona 1980), en quien Andrés se inspiró para su espectáculo Recto y Solo. No podemos obviar que Escudero fue no solo un vanguardista como bailaor y coreógrafo, sino como pintor, y en relación constante con artistas de la época.
Pero justo antes de la conferencia de Corinne, el festival tenía preparados talleres, proyecciones, espectáculos, clases… en las que participaron artistas como Sharon Sultan, Cédric Diot y un flashmob con el bailaor cordobés afincado en París Fran Espinosa, gracias a lo que el público pudo empaparse de flamenco.
La Chaillot Experience no quedó ahí, desde las 15 horas hasta las 0 horas con espectáculos como el de Gautama del Campo, Fran Espinosa y el fin de fiesta con todos los artistas. Pero el flamenco continuó el domingo desde las 14 horas a las 18 horas. Parece ser que no hay ‘palacio’ que se le resista al flamenco.
Isidoro Cascajo de la Barrera-Caro