El pianista y compositor había tocado en grandes escenarios y diferentes Festivales nacionales e internacionales pero no en la ciudad condal, en la que los amantes del flamenco y la evolución del mismo, lo estaban esperando con muchísimas ganas. La basílica de Santa María del Pi fue el lugar escogido para su concierto, algo más de 80 minutos de auténtica demostración de la música que ama, compone y comparte.

Una tras otra fue interpretando sus obras, las cuales provocaban una cadena de emociones en el público que lo arropó. En algunas de ellas, la inspiración en la creación, le llega a través de beber de la pieza original, llegar hasta la raíz, empaparse de ella, ir y venir, conocer todos sus anillos, sutilezas, sonidos, silencios y lanzarse a realizar una composición con su sello propio.

En esta ocasión, lo acompañaron en tres piezas la cantante Carolina Alabau y el guitarrista Luis Robisco, el universo hizo que se encontraran a través de las redes y la magia de amar la música y vibrar en la misma frecuencia, hizo el resto. Se conocieron personalmente ese mismo día y su empaste musical fue perfecto.

El virtuoso pianista se mostró próximo, entusiasta, entregado y logró contagiar a todas las personas asistentes al concierto, las cuales acabaron aplaudiendo de pie y esperando su turno en una ordenada fila para poder compartir impresiones con el protagonista indiscutible de la lluviosa tarde en la ciudad.

Alejandra Luque para Flama